¡Qué pena!, ¡qué parada está la lucha!, ¡qué inútil me siento!, no porque me hayan robado 73€ de la última huelga o porque en las manifestaciones parecemos una comparsa fúnebre que sólo podemos hacer estadísticas, sino porque quitan un tutor de Primaria y aquí no pasa nada, no podemos gastar la partida de dinero de este curso porque no se ha recibido y vivimos del remanente que teníamos del comedor.
La escuela pública se va al garete, con lo que costó de conseguir a golpe de decreto y acabará de morir con la Ley del monstruo que tenemos por ministro. ¡Y yo que creía que Rajoy y Esperanza Aguirre fueron nefastos ministros de educación me quedaba lo peor para el final.
Y digo lo peor porque ya no es educación, es guarda y custodia, eso sí, en inglés, para que las nuevas generaciones puedan pedir trabajo en el extranjero.
Le cuento a mi hijo que es un derecho que pueda ir al colegio todos los días, que ha costado mucho escolarizar a todos los niños de este país y que en algunos países no pueden ir a la escuela.
Le hablo de lo maravillosa que es la escuela pública, pero lo llevo a un privado, porque es mi obligación poner a mis hijos a salvo de un barco tocado y hundido.
Yo seguiré en él, amo este barco y lo tengo como la misión más importante de este mundo, educar a los que no pueden permitirse pagar por ser educados.
Yo me merezco un sueldo millonario y no los ministros. Tengo una profesión de riesgo psíquico, físico, social, moral y sanitario. Soy la tabla de salvación de los que sólo pueden mejorar en esta vida, su puerta a un futuro mejor.
Soy maestra en la pública, como tantas otras, tengo el trabajo más importante del mundo. Y lo adoro. Y lo desempeño con pasión cada día. Y somos muchos los maestros que no vamos a dejar de trabajar al límite por mucho que nos bajen el sueldo (yo ya voy por los 200€ mensuales) o nos empeoren las condiciones de trabajo.
Los niños son lo más valioso de una sociedad. Y yo seguiré a su lado hasta la muerte.
La escuela pública se va al garete, con lo que costó de conseguir a golpe de decreto y acabará de morir con la Ley del monstruo que tenemos por ministro. ¡Y yo que creía que Rajoy y Esperanza Aguirre fueron nefastos ministros de educación me quedaba lo peor para el final.
Y digo lo peor porque ya no es educación, es guarda y custodia, eso sí, en inglés, para que las nuevas generaciones puedan pedir trabajo en el extranjero.
Le cuento a mi hijo que es un derecho que pueda ir al colegio todos los días, que ha costado mucho escolarizar a todos los niños de este país y que en algunos países no pueden ir a la escuela.
Le hablo de lo maravillosa que es la escuela pública, pero lo llevo a un privado, porque es mi obligación poner a mis hijos a salvo de un barco tocado y hundido.
Yo seguiré en él, amo este barco y lo tengo como la misión más importante de este mundo, educar a los que no pueden permitirse pagar por ser educados.
Yo me merezco un sueldo millonario y no los ministros. Tengo una profesión de riesgo psíquico, físico, social, moral y sanitario. Soy la tabla de salvación de los que sólo pueden mejorar en esta vida, su puerta a un futuro mejor.
Soy maestra en la pública, como tantas otras, tengo el trabajo más importante del mundo. Y lo adoro. Y lo desempeño con pasión cada día. Y somos muchos los maestros que no vamos a dejar de trabajar al límite por mucho que nos bajen el sueldo (yo ya voy por los 200€ mensuales) o nos empeoren las condiciones de trabajo.
Los niños son lo más valioso de una sociedad. Y yo seguiré a su lado hasta la muerte.