martes, 18 de octubre de 2016

Cuando tu clase es el camarote de los hermanos Marx

Hoy ha sido un día de locos. Con la tromba que ha caído antes de salir de casa han venido todos los peques sí, pero con botas de agua y abrigados como para ir al Polo Norte.

Hoy todos se querían ir con su mamá. La verdad es que se debía estar genial en casa con mimitos de mamá, pero posiblemente las mamás estuvieran trabajando y deseando estar en casa dando mimitos a las preciosidades que han dejado en el cole. Tanto es así, que cuando he llegado a casa he pedido a los peques que me dijeran que me han echado de menos después de un día de desprecios tamaño mini.

Pero además ha sido día de "¿En serio?, ¿justo hoy?". 

La psicóloga del cole y la logopeda han coincidido para pasarle las pruebas a uno de mis peques. Llevo desde el primer día sospechando que este día llegaría, pero han sido dos intensas horas intentando que mi bombón diera las respuestas que podía o que quería, a veces, ninguna de las dos cosas. Se han ido alucinando, no por él, sino por los demás que son, cuanto menos, entretenidos.

El informático ha venido hoy a ver si por fin la pizarra digital sirve para algo más que acumular polvo y deditos infantiles. Lo dije la primera semana, pero ha sido hoy, mañana y tarde, que no sé qué habrá pensado, si en que deben subirme el sueldo o bajarme la ratio.

Para colmo hoy, y sólo hoy, me llaman del colegio de mis hijos. Esa llamada por la que siempre llevas el móvil encima y nunca te llaman, bueno, pues ha sido hoy.

Ha llegado un punto en el que si me aparece un señor con traje de buzo, o una señora con una aspiradora, la incluyo en la programación del día, que toda situación inesperada es aprovechable desde el punto de vista didáctico.


Pero por hoy creo que he cumplido. Mañana más y mejor.


lunes, 17 de octubre de 2016

Anéeeeecdota

Como este curso promete, me parece que voy a amenizar un poco con alguna anécdota que me pase en el nuevo curso.

El otro día llamo a una casa porque el niño había faltado tres días, había venido el lunes y el martes había faltado de nuevo. El niño no es malo, pero tranquilo tampoco.

La madre me dice, "no, si está ya bien, pero anoche dio por culo hasta tan tarde que no he oído el despertador".

Yo me moría de risa de tanta sinceridad.

Mis vecinas me dijeron que era absolutamente cierto y que lo único raro no era ni que pasara, ni que lo admitiera, sólo que se lo dijera así a la maestra