Supongo que soy algo extraño en esta sociedad. Apolítica, casi antipolítica, hasta ahora más de derechas que de izquierdas, hasta ahora más sumiso que un "vale" y ejerciendo de denunciador de abusos de poder y católico, apostólico y romano cuando los únicos que se atreven a decir que lo son están abusando de los débiles desde el poder.
Para mí, la postura que tengo es la lógica aunque deba hacerme entender. Creo en Amar al prójimo como a mí mismo cuando es lo más difícil que hay y espero que no se confunda a la gentuza que está ahora en el poder con los cristianos que están por todo el mundo ayudando a los más necesitados o los que cada día, intentamos ser mejores personas y no pisar a nadie, además de levantar al caído "El junco partido, no lo quebrará", esa es la religión que practico y defiendo, que subida al poder, se nos corrompe como todo en este mundo.
Por ello, y en la línea de amar al prójimo, pongo un artículo de Intereconomía, porque he vivido en primera persona lo fácil que ponen abortar ante cualquier duda de niño sano, cuando esa duda existe siempre.
Considero que no soy nadie para decidir la muerte de un ser vivo y más hijo mío y todos los días pienso que si me hubiera dejado llevar por los consejos médicos y la legalidad, no estaría en el mundo mi hijo, que es un regalo del Cielo perfectamente sano, bueno e inteligente, ni muchos de los alumnos que tengo y he tenido deficientes, sí, pero maravillosos y que hacen este mundo mucho más humano.
¿Sufrimiento del niño?, todos sufrimos, pero el sufrimiento real es estar sin ellos a nuestro lado.
De la Madre Teresa de Calcuta
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