Después de pasar el mes de septiembre calor, sigo preguntándome qué sentido tuvo tener a los niños hacinados sudando y bebiendo agua, tan exhaustos que no eran capaces de aprender nada nuevo.
Yo soy muy mayor y puedo soportar estar horas en una habitación a más de treinta grados, y aguanto que mi profesión se quede en guardería de niños en condiciones inhumanas. Lo que no entiendo es qué tipo de monstruo obliga a hacinar treinta niños en dos metros cuadras por niño en una escolarización obligatoria.
Y no me hablen de acondicionar los centros. No hay dinero para calefacción en invierno, mucho menos para comprar aire acondicionado y mantenerlo. Además hay niños, y adultos que no lo pueden soportar con dolores de garganta continuos.
Las vacaciones de verano no son para que los maestros descansemos, sino porque los niños no pueden aprender nada con calor.
Entiendo que los padres no se pueden hacer cargo de los horarios escolares, pero eso no se arregla dando los niños un horario de adulto, sino con otro tipo de actividades, más lúdicas.
Me ha parecido duro ver a mis peques, aunque podía proporcionarles agua y algo de corriente, pero también tener que enfundar a mis hijos en uniforme con zapato cerrado, lo que me parecía más absurdo, porque se supone que están beneficiando a una escuela concertada que también está harta de la gestión de Consellería.
Luego hemos pasado a las inundaciones, con niños mojados hasta la ropa interior, cuando estaba más que avisado y a enterarnos de que la uralita es altamente contaminante.
Allí tenemos a los más peques en su primer curso, pero es que he echado cuentas, y en los diez años que llevo en mi centro, SEIS he trabajado en esas aulas, igual que muchas de mis compañeras.
La Escuela Se Viene A Pique, no por falta de ganas, o buenos profesionales, sino por una gestión pésima que está intentando no dar futuro a nuestros niños, desde nuestra Consellera, a nuestro ministro.
Seguiremos dándolo todo porque nuestros alumnos tengan el mejor futuro, pero nuestros políticos siguen intentando convertirnos en los curritos de Europa.
Yo soy muy mayor y puedo soportar estar horas en una habitación a más de treinta grados, y aguanto que mi profesión se quede en guardería de niños en condiciones inhumanas. Lo que no entiendo es qué tipo de monstruo obliga a hacinar treinta niños en dos metros cuadras por niño en una escolarización obligatoria.
Y no me hablen de acondicionar los centros. No hay dinero para calefacción en invierno, mucho menos para comprar aire acondicionado y mantenerlo. Además hay niños, y adultos que no lo pueden soportar con dolores de garganta continuos.
Las vacaciones de verano no son para que los maestros descansemos, sino porque los niños no pueden aprender nada con calor.
Entiendo que los padres no se pueden hacer cargo de los horarios escolares, pero eso no se arregla dando los niños un horario de adulto, sino con otro tipo de actividades, más lúdicas.
Me ha parecido duro ver a mis peques, aunque podía proporcionarles agua y algo de corriente, pero también tener que enfundar a mis hijos en uniforme con zapato cerrado, lo que me parecía más absurdo, porque se supone que están beneficiando a una escuela concertada que también está harta de la gestión de Consellería.
Luego hemos pasado a las inundaciones, con niños mojados hasta la ropa interior, cuando estaba más que avisado y a enterarnos de que la uralita es altamente contaminante.
Allí tenemos a los más peques en su primer curso, pero es que he echado cuentas, y en los diez años que llevo en mi centro, SEIS he trabajado en esas aulas, igual que muchas de mis compañeras.
La Escuela Se Viene A Pique, no por falta de ganas, o buenos profesionales, sino por una gestión pésima que está intentando no dar futuro a nuestros niños, desde nuestra Consellera, a nuestro ministro.
Seguiremos dándolo todo porque nuestros alumnos tengan el mejor futuro, pero nuestros políticos siguen intentando convertirnos en los curritos de Europa.
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