lunes, 18 de enero de 2016

Chicas que van y vienen

¡Hola!, hoy me toca meterme un poco con la Universidad de Magisterio, pública y privada, de la Universidad de Valencia.

Desde que estaba en la carrera, ya me dió la sensación de que el período de prácticas era muy corto y posiblemente, lo más productivo de toda mi carrera... mis carreras, porque en Pedagogía también fue un desahogo de tanta teoría que se me antojaba inútil desde mi inexperiencia.

El otro día me llegó la notificación del enésimo triénio con la sensación de que ya no sé ni cuántos llevo, lo que envejece bastante, pero hay cosas en las que me ratifico.
En todo este tiempo, siempre he pedido estudiantes de prácticas y siempre he acabado muy contenta de conocerlas y con mucha pena de que se vayan.
Las chicas, geniales, muchas ganas de aprender, mucha capacidad, muy dispuestas a darlo todo cada día. Pero aparte de esa actitud, siempre hecho en falta una base, la sensación de que no han aprendido nada útil antes de llegar.

En Magisterio, nos llenan la cabeza de teorías, unas veces más trasnochadas que otras que no sirven al aplicarlas al aula, no nos dan pautas de actuación, no nos enseñan a tratar con ninos y menos con padres, que es parte importante, no nos enseñan ha hacer una planificación realista del curso y de la clase, no te enseñan a saltarte la programación cuando entra un pájaro por la ventana y es mejor que todo el aprendizaje del día gire en  torno a él, porque es lo más motivador en ese momento...

Echo en falta una buena preparación en Magisterio, pero me doy por agradecida cuando hablo con sus tutoras de la universidad. Ahí sí que no se bajan de la teoría. ¿Por qué la universidad no baja a la vida cuando se supone que está a su servicio?. Formamos gente versátil de tanto estudiar pero sin estudios útiles para los trabajos que van a desempeñar.

Otras veces la tutora en prácticas parecía hablar otro idioma. Eesta vez... ni llegó, ni se le espera.

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