Educando como siempre

   Lunes por la mañana. En la clase tenemos la visita de un personaje que nos presenta una letra nueva. Lo de siempre.

   Se asoman a la puerta esperando ver qué personaje les marcará la semana. Lo de siempre.

   Después de la asamblea me dicen palabras que contiene nuestra nueva amiga. Lo de siempre, pero cada vez tardamos menos en que todos piensen una palabra distinta. Luego la palmeamos para ver cuántas sílabas tiene cada palabra, uno lo hace y el resto lo repite. Lo de todos los lunes desde Enero.

   Una vez hecho esto, y sobrando un cuarto de hora, decido darle otra vuelta de tuerca "Muy bien"- digo- "ahora vamos a formar una frase con alguna de estas palabras".

   Ya no es lo de siempre, ya les he roto la marcha, ya los tengo a todos mirándome, como si estuviera mal de la cabeza, pero mirándome, en silencio y con cara de "me ha pedido la luna".

   "¿Y qué es una frase?", dice uno de los más listos y por ello de los que menos vergüenza le da no saber. "Pues lo que os digo en los dictados, varias palabras que cuentan algo", lo que no saben es que los dictados los empezamos la semana anterior y aunque ahora les parece de toda la vida, el viernes les parecía una cosa complicadísima.

   "Venga, a ver quién se anima, con qué palabra empezamos"

   "Con el mago" dice uno "el magooooo toma sopa" él todo orgulloso y el resto se empieza a animar "El magoooo hace magia", dice otro "La brujaaaaaa hace una pócima....¡¡¡ja, ja, ja!!!" De tan bien que le ha salido le entra risa y se empieza a reír todo el mundo.

   Y ahí ves cómo se aprende, los desconciertas pidiéndoles un imposible, les convences de que hace tiempo que lo tienen a su alcance, los animas a empezar y ves como les cambia la cara de sorpresa a interés, de interés a valentía y luego una enorme risa que ocupa todos sus corazones orgullosos de haber descubierto una cosa nueva.

   Educar es una profesión maravillosa, ves crecer en la clase el interés como si fuera un buen virus, ves como va desapareciendo el recelo a hablar en público y van levantando la mano para jugar al juego que les acabas de proponer; la aventura de aprender.

   El vivir cómo un niño lee unos sonidos, poco a poco mmmmmmammmmma y de golpe abre los ojos, te mira y dice ¡mamá!, dándose cuenta de que acaba de leer su primera palabra no tiene precio. Cuando un día leen tres en la clase, al día siguiente se suelta otro, al siguiente otro y ves como va creciendo el número como una buena noticia, no tiene precio, es un lujo impagable.

   Enseñar a los más pequeños es algo maravilloso, fundamental, único y no hay sensación que lo supla. Tampoco hay gobernante lerdo, que pasó por la escuela y ya no la recuerda, que pueda desprestigiar nuestra labor, no hay madre que lo crea. 

   Porque se puede vivir sin políticos, sin diputados, sin ministros, sin alcalde, pero no hay vida sin un maestro que quiera a tus hijos saque lo mejor de ellos.

Espero que comprendan, que la persona que trabaja con el mayor tesoro de cada casa hay que dejarlo trabajar que es lo único que pide y es lo mejor que sabe hacer. ¿Quién de los que nos pone en duda sabría ponerse al frente de una clase?, ¿en qué otro trabajo, con tanto recorte y tanto empeorar los medios ya escasos cuando España iba bien decides trabajar aún más pero sin que gasten los padres?.

   Si no saben apreciarnos perdemos todos, pero no son mis compañeros y yo los que más perdemos, son sus hijos, nuestros hijos y nuestro futuro. Como siempre.