martes, 1 de mayo de 2012

Primera lección, je, je

   Aquí estoy haciendo cosas del cole para mañana mis peques y ya de cara a final de curso, que se acerca y hay que ir adelantando.

   Para el que le interese, le diré que la mente de un niño se asemeja a una estancia llena de estanterías. Los adultos, los demás niños y todo lo que le rodea, nos empeñamos durante todo el día en darle libros, porque esa estantería hay que llenarla, ¡es importante!, hay que llenarla de lo esencial antes de los cinco años que está formando su personalidad y no le damos tiempo ni a organizar tanto libro.

   Por eso, cuando salen de la escuela, necesitan correr, saltar y jugar, no más extraescolares, no más deberes, ni nada que no parta del mismo niño (vale que los hay que quieren sentarse a dibujar o hacer de seño, pero eso es un juego, ya no es un aprendizaje dirigido aunque lo parezca).
   No necesitan datos nuevos, necesitan con el juego y con el sueño, hacer suyos los aprendizajes del día, organizar los "libros de la nueva biblioteca" por temas, por orden alfabético o como sea.

   Al día siguiente tienen más de lo mismo, otra pila de conocimientos nuevos que aprender y organizar para aplicarlos a futuras situaciones, y por la tarde y noche, de nuevo hay que organizarlos para tenerlos disponibles.

   El ritmo en esta sociedad es alto, demasiado para el niño que piensa más despacio que el adulto, y a veces se acumula la faena y dicen que no quieren un libro más aunque nos empeñemos, necesitan sentarse delante de las estanterías por un tiempo, decidir si quieren los libros por temas, por autores, por protagonista o de otro modo, pero necesita tiempo nos pongamos como nos pongamos.

Eso señores, son las vacaciones.

   Las vacaciones no están pensadas para que los maestros nos tumbemos a la bartola en la playa a descansar, que nosotros trabajos en "vacaciones", y si no, que pregunten en Educación cuándo ponemos las notas los docentes, que ellos sí tienen las estadísticas.
   Las vacaciones, ese descanso cada trimestre son necesarias para que los niños organicen el aprendizaje que han conseguido durante tres meses y cojan fuerzas para el siguiente aluvión de información que les espera.

   Y quien no se lo crea, que lea a Arnold Gesell, que lo dice en muchos libros y con más detalle. A quien no se lo crea, digo, quien no lo quiere creer, tiene otro problema, pero que tenga una cosa clara; Trabajar en Julio y tener a los maestros trabajando a jornada completa en Junio y Septiembre, no fastidia a los docentes, que ya lo hacemos desde hace mucho por puro sentido del deber, pero destroza física y mentalmente a los niños.

   Esto, que le pese en la conciencia a quien decide destrozar niños porque los profes protestan porque cuando se den cuenta una generación entera será irrecuperable.
   Que recapaciten como yo lo hago, porque esos niños a los que tanto decreto sin sentido va a destrozar, son mis peques, a los que quiero, los que a la hora se van a casa con sus padres y los que tengo yo en casa y quiero más que a mi vida.

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