jueves, 24 de mayo de 2012

Un decreto y todo es posible

   Siento como si el mundo se derrumbara. Llevo toda la vida pensando que con más medios, sobre todo humanos se llegaría a recuperar a todo niño que no llegara a los mínimos, aunque no tuviera un dictamen.
   Creía que siendo funcionaria, con lo que me ha costado, podría ser feliz en un centro y quedarme para siempre viendo crecer a mis alumnos y quizá, algún día, educando también a sus hijos.
Creía que todos los avances que tanto han costado de conseguir, se quedarían para siempre en beneficio de generaciones.

   Creía que el futuro iba a ser aún mejor y lo están mandado todo al garete con un par de decretos. ¿Realmente unos cuántos gobernantes de tres al cuarto, sin ningún tipo de ética ni de preparación, puede destrozar la escuela de esta manera?.

El mundo está al revés.

   Ayer nos subieron la ratio a treinta niños de tres años y nos hicieron medir las clases para ver si caben más. Ya está, un metro y un decreto bajo el brazo. Por el amor de Dios, que son niños, que su primera experiencia en el cole va a ser ya horrible, ¿cómo tener brazos para consolar tantos llantos?. 
   No me importa trabajar más horas, no puedo trabajar más ya que el trabajo me lo llevo a casa, como mis compañeros y esta profesión se vive y no sólo te da de comer.
   No me importa que me bajen el sueldo dos veces en un año si eso ayuda a pasar esta crisis que yo no he provocado, no me importa que me cuelguen del palo mayor si ayuda a salir del bache, pero ¿qué culpa tienen los niños?.

   No vale de nada perder unos setecientos Euros en huelgas por defender lo que es justo, ni las concentraciones los jueves en la puerta del cole, ni ir de luto los lunes, ni las manifestaciones, no les ha servido de nada. Un decreto y no les importa nada más.

   El Levante dice que los inspectores se están revelando. Ayer el mío, no lo hizo y sentí que el aula donde voy a trabajar si no me suprimen, esa que siempre pedimos que sea más segura, se me caía encima.

   Cada vez tenemos más apoyos y no pasa nada, ¿cómo le explico al niño que hoy miraba su futura clase con curiosidad que no es el espacio que yo quería para él, que no es el espacio, ni el futuro que se merece?.

   Me siento mal, me siento solo e impotente ante una injusticia. Si queréis dejarme sin vacaciones de verano porque le tenéis una envidia especial a profesionales que trabajan en Julio, en Agosto y en todas las vacaciones escolares porque son eso, para los escolares, vale, pero ¿qué culpa tienen los  niños de vuestros politiqueos y vuestra falta de conciencia?.

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