sábado, 19 de septiembre de 2020

Y van quince días

  Ya pasaron los primeros quince días, por fin. Lo confieso, yo también tenía miedo, sí, miedo, como todos, como madre, como profesional, miedo a que los más pesimistas tuvieran razón, que el colegio fuera un foco de Coronavirus y nos equivocáramos, que en quince días hubiera tanta carga viral en mi aula que cayera hasta el último de los peques a los que tanto quiero, o que mis hijos y sus amigos, volvieran a estar contagiados y volver a casa con más miedo que la primera vez y la sensación de que los esfuerzos, todos, que están siendo muchos, no valen contra este maldito virus.

Y no ha sido así, no, ni de lejos, de hecho tengo muchos menos malitos porque, ha tenido que venir este monstruo para que los malitos se queden en casa y no contagien, algún PCR negativo y alguno con miedo en casa porque cada pediatra tiene su sistema y no quiero pensar lo que están pasando atendiendo tanta madre asustada, desbordados porque a ellos no les ha mandado compañeros para desahogarlos, porque a ellos no les permiten ver a los peques en directo y les toca contentarse con llamadas, datos y síntomas, cosa que no estoy entendiendo por muchas vueltas que le doy.


Os voy a confesar una cosa. Hay algo que no soporto, que no me gusta, que me da un asco que no supero. No es que me guste limpiar pipi, vómitos y mocos, pero limpiar un water es algo que me supera, la verdad... Pues bien, ya no sé los que he limpiado esta semana. El viernes sólo fueron más de siete, pequeños, pero siete. Y LO DOY POR BIEN HECHO. Casi siempre está mi S. pendiente de limpiar los baños cada vez que pasamos, pero no siempre está porque hay muchos baños en el cole y si es no está, me toca a mí, puaj, qué admiración me da las señoras de la limpieza (sin las cuales, el cole nunca funciona y menos ahora), capaces de hacer cosas tan necesarias. Y limpiar las mesas, y los juguetes, y todo lo que se ponga a tiro... Y tener por fin la sensación de que está funcionando, de que vale la pena por estar con mi clase, de que, con todo esto, esta semana han acabado escribiendo su nombre todos memos dos, que lo conseguirán en breve. Esto funciona, después de quince días, que es el periodo de incubación, puedo decirlo.

 

Cansada es poco. Fisio para recuperar todo el mal que me hizo el virus y las circunstancias, pesadillas con los que se han ido estos seis meses, clase sin apoyo, mensajes de mamis a cualquier hora porque de algún modo hay que sentirse escuchadas y comprendidas y a tope ya e casa y en cole. Me he traído mil cosas a casa porque no me dan las horas para sacar toda la faena del cole. Hemos reinventado nuestro trabajo para que funcione en el cole y en casa si vuelve a ser on Line sin previo aviso. Y vale la pena, todo vale la pena porque está funcionando gracias a Dios.

Sólo pido fuerzas, para seguir tirando del carro, que este año está más cargado, de dificultades, ilusiones y litros de hidrogel.



 

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